Responsabilidad social y educación ambiental



Estamos rodeados. Adultos y niños. Las empresas forman parte de nuestras vidas, de nuestro día a día, del mismo modo que el resto de nuestro entorno (amigos, familia, escuela…). En mayor o menor grado las marcas nos influyen en nuestros procesos de toma de decisiones, en nuestras posturas de opinión o en nuestra educación. ¿Por qué? Porque están ahí, porque nos acompañan diariamente, porque desde que nos levantamos hasta que nos acostamos todo lo que hacemos pasa por una empresa: una constructora, un fabricante de pan, un programa de televisión, una visita a las redes sociales… ¿No son empresas las que nos facilitan estos espacios?
Lo son, lo que las convierte en sociales. Esto implica ya una responsabilidad por el mero hecho de crear un producto u ofrecer un servicio: necesitan de otros, de nosotros, para cumplir sus objetivos. Eso sí, somos las personas las que aceptamos o no el intercambio y elegimos el emisor.
Sin embargo, hay un punto importante que es la adaptación al público, y como tal, el mensaje será diferenciado. ¿Dónde están nuestros niños en todo este proceso? Son un público real aunque la empresa no se dirija directamente a ellos. Y, además, en un proceso formativo continuo. Ahí, entonces, la responsabilidad social de las empresas ha de pasar por la educación, por ser un referente. Nuestros niños son pequeñas esponjas que absorben todo lo que ven y toman ejemplo del círculo en el que se mueven.
Muchas empresas han comenzado ya desde sus áreas de RSC a crear espacios concretos de formación infantil y de buenas prácticas. Eso sí, la marca ha de ser parte de la experiencia ya que ha de anteponerse el modelo educativo. Esto no es un juego, estamos formando a los futuros adultos; y por otro lado, también es necesario para que los mediadores (familias y docentes) entiendan el proyecto.


Las propuestas temáticas son variadas (obvio, tanto como sectores empresariales): educación ambiental, nutricional, deportiva, de salud… Y centrémonos en la primera. La educación ambiental es uno de los grandes pilares de RSC para la mayoría de las empresas, de todo tipo, ya que de uno u otro modo, todas desarrollan impacto medioambiental. En este punto podemos encontrar diferentes propuestas:

  • Qilania, un mundo virtual para niños de 5 a 14 años enfocado al juego social.
  • Mi planeta, área infantil del Ministerio de Medio Ambiente.
  • Natureduca, web de recursos distribuida por temáticas promovida por ASOCAE.
  • Alex y Robix, espacio de aprendizaje para el reciclado creado por ECOEMBES.
  • ECoeduca, portal chileno que aglutina recursos e información medioambiental.
  • EPA, web de recursos  para estudiantes y maestros de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU.

Además, son muchas las empresas que realizan actividades en colegios a través de voluntarios, de materiales offline, de sesiones en el aula… que integran la responsabilidad social ambiental entre los más pequeños.
Sin embargo, como en la mayoría de temáticas educativas, se avistan dos ideas fundamentales a mejorar: de un lado, la actualización de contenidos. Los niños cambian, la problemática medioambiental se modifica, las necesidades en el aula se hacen diferentes… ¿Por qué entonces nos empeñamos en mantener los mismos materiales de un modo pasivo? Y de otro, la dispersión de recursos sin categorizar. Los mostrados arriba son solo unos pocos ejemplos de todo lo que existe (no hay más que buscar en Google), por lo que quizá una oportunidad sea la de paquetizar esos contenidos educativos relacionados con el medio ambiente para facilitar la recolección y acceso a ellos por edad, por curso, por contenido, por temática… Si queremos educar, hagámoslo accesible.